8 de Marzo Día de la Mujer

Un año más llegamos al 8 de marzo, el Día de la Mujer. Como siempre, os hacemos llegar a todas nuestra felicitación y un fuerte abrazo, y os proponemos un par de lecturas relacionadas con vosotras.

En primer lugar os presentamos una autora asturiana, de Cangas de Onís, sobradamente conocida: Berta Piñán. De entre toda su producción literaria hoy escogemos un pequeño librito destinado en principio a la adolescencia, aunque altamente recomendable para cualquiera: Tres siglos construyendo la igualdad.

Y aunque en todos estos años nos ceñimos a autoras únicamente, esta vez queremos hacer una excepción con un entrañable escritor del que este año se cumple el centenario de su nacimiento y el próximo 28 marzo se cumple el aniversario de su fallecimiento en una cárcel franquista: Miguel Hernández. ¿Y por qué lo recordamos precisamente el 8 de marzo? Muy sencillo: si hay un autor cuya obra destaque por su sensibilidad, por una visión de la mujer en la que se mezclan respeto y pasión, por ver a la mujer como su compañera, como una igual, ese es Miguel Hernández. En el archivo adjunto os damos varias pistas sacadas de su obra que vienen a apoyar esta afirmación.

Esperando que ambas recomendaciones os resulten interesantes y enriquecedoras, recibid un cordial saludo.


Berta Piñan: "Tres siglos construyendo igualdad"
Os recomendamos un librito dirigido a la adolescencia en el que se narra la historia y las bases del pensamiento feminista. La autora, Berta Piñán (Cañu, Cangues d’Onís, 1963), lo presenta casi a modo de cuento, con una forma fácilmente asimilable para el sector de población al que está principalmente dirigido.

Tres siglos construyendo la igualdad se editó en noviembre de 2004, en Publicaciones Ambitu, S.L. Se trata de un buen libro, con apenas 30 páginas y con un formato especialmente agradable apoyado por ilustraciones de Pablo Amargo (Premio Nacional de Ilustración).

"Aunque el camino por recorrer todavía es largo y en muchos lugares del mundo aún no han alcanzado los derechos humanos fundamentales para las mujeres, las bases donde trabajar están puestas. Es un camino construido por el esfuerzo, la dedicación y la inteligencia de muchas personas, de muchas mujeres, que no han dudado en dedicar a ello su vida para que la nuestra sea mejor" concluye el texto de Berta Piñán.

Igualmente, os presentamos un breve poema de la misma autora:

ESTA CASA

Esta casa tamién ye la mio casa,
la memoria confiada de les coses que quixi
y rápidu escaecí.
Pocos son los atabales que conmigu viaxen:
llugares tan berves como plumes
y esos otros onde dexé los vezos
prendidos por siempre d’algún llabiu.
Todu eso, palacios d’agua del xardín del deseyu,
todu eso y tu, ye la mio casa.


La mujer en la vida de Miguel Hernandez:
Ya desde muy pequeño, Miguel protagoniza una especial relación con las mujeres de su entorno: adora a su madre Concepción, y profesa un profundo cariño a sus hermanas Elvira y Encarna (”gitanas oscuras y queridas”). Observa y detesta el autoritarismo del “amo” (su padre) que ejerce su severa y esclavista manera existente en la sociedad de aquella época.

En la revista Frente Sur, por ejemplo, y bajo el seudónimo de Antonio López publica el artículo Compañera de nuestros días: La compañera de los días del hombre ha llevado en España una vida humillada, animal, apaleada, moribunda. Me refiero a la mujer nacida encima del jergón pobre del pueblo, en el rincón ceniciento de la aldea, sobre la misma extensión del campo. (...) (...). Tengo muchos motivos para pegar martillazos contra los culpables de la tristeza de las campesinas de España: mi Madre ha sido, es, una de las víctimas del régimen esclavizador de la criatura femenina. Enferma, agotada, empequeñecida por los grandes trabajos, las grandes privaciones y las injusticias grandes, ella me hace exigir y procurar con todas mis fuerzas una justicia, una alegría, una vida nueva para la mujer. (...) Recuerdo a mis hermanas cuando escribo estas palabras, y recuerdo a todas las hermanas de los pobres. Yo he visto sangrar manos queridas sobre las piedras donde las sábanas habían de recobrar la blancura perdida....

Una vez desatada la guerra, sigue teniendo a la mujer en un lugar preferente de su producción literaria, reconociéndola y homenajeándola. Y escribe poemas como el que sigue:

Rosario, dinamitera,
sobre tu mano bonita
celaba la dinamita
sus atributos de fiera.

Y una vez preso en la cárcel que le vería morir, su obsesión son Josefina, su gran amor, y su hijo. A ella le dedica Antes del odio, que acaba de esta manera:

No, no hay cárcel para el hombre.
No podrán atarme, no.
Este mundo de cadenas
me es pequeño y exterior.
¿Quién encierra una sonrisa?
¿Quién amuralla una vez?
A lo lejos tú, más sola
que la muerte, la una y yo.
A lo lejos tú, sintiendo
en tus brazos mi prisión,
en tus brazos donde late
la libertad de los dos.
Libre soy, siénteme libre.
Sólo por amor.

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